
Cumplir con los objetivos climáticos 2030 está redefiniendo la forma en que las empresas planifican su producción, gestionan su cadena de suministro y diseñan su propia estrategia de compras. La descarbonización exige no solo medir las emisiones que cada uno provoca, sino reducirlas de una forma que pueda ser totalmente verificable. Las directrices del Pacto Verde Europeo y las futuras obligaciones de reporte de la Directiva de Información de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) están impulsando a las empresas a incorporar materiales reciclados en todas las fases de su cadena de valor.
Estamos en un momento en la industria ha dado un acelerón importante hacia la transición de materiales reciclados y a día de hoy es muy exigente en cuestiones como la trazabilidad, certificaciones (que puedan ser verificables) y métricas que les permitan demostrar un progreso real en su estrategia de cambio. Así, pues, las bolsas recicladas dejan de ser una opción secundaria y pasan a convertirse en un elemento clave dentro de la sostenibilidad empresarial y la economía circular en distribución B2B.
En nuestro artículo de hoy, en PlasticBag, te contaremos cómo las bolsas recicladas pueden ser una palanca real para alcanzar los objetivos de descarbonización empresarial. Y, recuerda, ¡en PlasticBag somos el fabricante de las bolsas de plástico del futuro!
En la hoja de ruta hacia 2030, las bolsas recicladas cumplen un papel mucho más importante de lo que parece. La sustitución de materiales vírgenes por materiales reciclados está directamente vinculada con la reducción de emisiones del Alcance 3 (Scope 3), que incorpora el impacto ambiental de los productos adquiridos. Al incorporar en la cadena de suministro bolsas fabricadas con plástico reciclado:
Este tipo de decisiones ya es habitual en licitaciones públicas, contratos marco de departamentos de Compras y proyectos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Tanto administraciones como las grandes empresas valoran, e incluso exigen, la presencia de contenido reciclado como criterio técnico o de sostenibilidad.
La incorporación de materiales reciclados solo adquiere valor estratégico cuando puede medirse y demostrarse con datos. Por este motivo, los departamentos de compras y sostenibilidad recurren a indicadores específicos que permiten evaluar el impacto de sus decisiones año tras año. Entre los más relevantes, podemos encontrar:
Todas estas métricas que te acabamos de mostrar deben contrastarse con empresas auditoras externas o, incluso, con el propio reporting ESG de la organización, lo que te aportará rigor técnico y, además, te ayudará a reforzar la trazabilidad y a facilitar el cumplimiento de todas estas exigencias medioambientales.

La adopción de bolsas recicladas en la estrategia de compras de una compañía no puede entenderse como una medida puntual, sino como una acción estratégica dentro de la hoja de ruta hacia la neutralidad climática. No hay marcha atrás, por lo que toca avanzar de forma ordenada y medible. ¿Cómo? Con un plan escalonado que permita incorporar estos materiales de manera progresiva y alineada con sus objetivos ambientales. Una planificación realista podría estructurarse en tres fases:
Este plan de acción escalonado permite a las organizaciones integrar las bolsas recicladas de forma coherente y medible, alineando cada acción con sus metas de descarbonización y economía circular. Más que un simple cambio de material, se trata de un proceso planificado que consolida una transición real hacia los objetivos climáticos de 2030, reforzando la competitividad y la responsabilidad ambiental de la empresa.
La trazabilidad se ha convertido en una exigencia muy importante a cumplir en los procesos de compra responsables. Las empresas, pues, deben demostrar la procedencia y el impacto de los materiales que utilizan, por lo que contar con proveedores que ofrezcan certificaciones reconocidas internacionalmente es determinante para asegurar la fiabilidad del material reciclado.
Entre los sellos más relevantes destacan:
Cada una de estas certificaciones aporta garantías adicionales y ayuda a las empresas a reducir riesgos reputacionales, simplificar auditorías y demostrar el cumplimiento de las obligaciones regulatorias vinculadas a la sostenibilidad.
Las empresas que integran materiales reciclados en sus procesos de compra no solo reducen su huella de carbono: también se adelantan a las exigencias legales de los próximos años. Así, pues, las bolsas recicladas permiten avanzar hacia un modelo de economía circular, mejorar el desempeño ESG y consolidar un liderazgo real en sostenibilidad corporativa.
En un escenario en el que los compromisos ambientales se convierten en exigencias normativas, actuar hoy es una ventaja competitiva para el mañana.
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